En el lejano oeste el bueno no era más rápido por casualidad

Alejandro Sanz es un joven empresario que estoy seguro pronto dará mucho que hablar. Él bromea conmigo diciéndome que esa batalla ya la tiene ganada y que la cuestión ahora era buscar su mercado en los fans del cantante, aprovechando lo que él llama la “lógica de redes”.

Hace unos días en una de las Focal Session se mostraba preocupado por un problema de liquidez que a días vista del pago trimestral de impuestos (I.V.A. e I.R.P.F ) le tenía bastante agobiado. Según mi experiencia recogida en el Método Honeyguide en estos casos conviene asegurarse de que realmente es un problema de liquidez y no del propio funcionamiento del negocio, para después centrarse en las causas que lo originan. Hasta aquí todo parece responder a una lógica de manual.

El primer supuesto era en el que Alejandro creía que se encontraba. Normalmente cuando nos encontramos con problemas en el capital financiero tendemos a poner nuestra atención en el pasivo, pero por mi experiencia donde tenemos que focalizar nuestra energía es en el activo. Hay que chequear todas y cada una de las partidas que conforman el activo de nuestro negocio o proyecto empresarial y comprobar que se encuentran perfectamente alineadas con nuestros objetivos. Unas instalaciones mal dimensionadas o localizadas, con suministros “caros” que lastren nuestra cuenta de resultados, o una cartera de clientes mal clasificados en cuanto a riesgo, con una distribución de ventas centrada en los productos de menor margen, son dos sencillos ejemplos que ilustran lo que decimos.

Alejandro me comentaba que en las dos últimas semanas su única preocupación desde que se levantaba, y peor aún, desde que se acostaba hasta el día siguiente era “buscar dinero” para solucionar el problema.

Decíamos en nuestro anterior articulo que uno de los principios inspiradores del Método Honeyguide era que “el propósito crea la intención que guía la acción en pos de un objetivo”. Y esto que ilustrábamos con un divertimento pseudocientífico “sacar un seis” es cierto tanto si el objetivo es acertado como si no, es decir, a veces, inconscientemente podemos boicoteamos a nosotros mismos cuando elegimos mal nuestro objetivo.

En este caso Alejandro, primero con su hemisferio derecho llegó a la conclusión que era la única acción posible, el izquierdo imaginó un escenario negativo de consecuencias muy graves, y ambos trasladaron al sistema límbico la necesidad de mantener alerta de manera permanente su cuerpo hasta alcanzar el objetivo.

En esa situación, nuestra mente tiene mermada su capacidad de razonamiento, nuestra productividad se reduce significativamente y nuestra salud puede verse afectada con la aparición de síntomas como insomnio, dolor de cabeza, cansancio o una menor recuperación en caso de lesiones o heridas entre otras muchas.

Como es bastante frecuente en estos casos, una de las variables de la función que describe el Éxito en el Método Honeyguide , el Capital Emocional, que se define como “… conjunto compuesto por valores, sentimientos y actitudes que nos invitan eficazmente a la acción en post del logro de nuestros objetivos…”  tenía un fuerte valor negativo por lo que dedicamos los primeros quince minutos de la Focal Session a realizar una operación de “carga rápida” a partir de los ejercicios de respiración y reseteo mental necesarios para restablecer nuestras capacidades plenas.

Por muchas veces que realizo este paso del entrenamiento siempre hay alguien que me sorprende con sus reacciones. Nada más terminar Alejandro me dijo que lamentaba el tiempo que había perdido en las últimas semanas por dejarse llevar por el miedo. Y tenía razón.

Es en estas situaciones difíciles y complejas cuando tenemos que tener disponibles todas nuestras capacidades físico-motoras, emocionales y de razonamiento de lo contrario se corre el peligro, efectivamente, de perder el tiempo, no dirigiendo nuestros esfuerzos en la dirección correcta.

Uno de los elementos que más nos pueden ayudar es entrenar diariamente nuestra mente para que cada mañana comience con un propósito, algo que al final del día sea fácilmente evaluable. La repetición de ese hábito generara un aprendizaje inconsciente que como hemos referido hará que nuestro sistema límbico, genere comportamientos y actuaciones más útiles y rápidas en situaciones complejas.

En el lejano oeste el “bueno” siempre desenfundaba más rápido que el “malo” por la sencilla razón de que los movimientos reflejos, (sistema límbico) son más rápidos que los conscientes, es decir, la decisión consciente de matar contra el deseo de supervivencia.

Muchas veces a lo que llamamos intuición no son más que conocimientos adquiridos inconscientemente pero que tienen detrás el esfuerzo constante, inteligente y decidido de un entrenamiento en su día guiado por un propósito. En condiciones de equilibrio es razonable fiarte de ella.

Pero cuidado,  si nos encontramos en un estado en el que nuestros centros no están en equilibrio, mejor pararse, tomarse un tiempo y después actuar, porque la “solución” propuesta por tu intuición probablemente no será correcta.