Blanco como la máxima degradación del negro

“…en el mismo momento en que dudas que eres capaz de volar, ya no podrás hacerlo nunca más…”. La frase podría pertenecer a cualquier libro de autoayuda de éxito, o podríamos escucharla en alguna charla motivacional que tanto abundan, pero realmente pertenece a Peter Pan, el entrañable personaje de James Matthew Barrie

Refleja esa concepción un tanto infantilizada de que las cosas, nuestro mundo, es blanco o negro, cuando la realidad evidencia una gama amplísima de grises en la que todos los que tenemos que tomar decisiones nos movemos a diario.

El método Honeyguide es esencialmente una herramienta que facilita a empresarios, profesionales y autónomos la toma de decisiones de una manera ágil e inteligente en entornos especialmente complejos. Como hemos dicho en anteriores artículos está fuertemente inspirado en los principios, estrategias y técnicas procedentes, tras años de revisión permanente, de las artes marciales tradicionales.

Nuestra experiencia acumulada durante los más de treinta y cinco años de profesión nos ha revelado que existe un factor determinante en la forma en la que afrontamos este entrenamiento compartido que es Honeyguide, y ese factor no es otro que el grado de madurez personal.

Existen tres síntomas que nos acercan a la madurez. En primer lugar, nuestro deseo de hacer las cosas bien, aceptando que a pesar de ello el resultado puede no ser el esperado. En los entrenamientos que realizo con personas que tienen la responsabilidad de tomar decisiones en sus negocios o departamentos es frecuente escuchar expresiones como “…al final cuesta el mismo trabajo hacer las cosas bien o mal, pero la satisfacción es mayor cuando las haces bien.” o “…puedo cometer errores, pero hacerlo mal no está en mi condición…”. Esto demuestra que nuestra recompensa no está en ese resultado sino en el puro placer de obrar correctamente, es decir, poniendo nuestra mejor intención en lo que hacemos.

En segundo lugar, siendo honestos con nosotros mismos, limitando al máximo las ocasiones en las que nos autoengañamos. Aquí escucho expresiones como “…cuando me fui a dar cuenta ya estaba metido en el lío” o “…si me lo llego a imaginar no lo hubiera hecho…” Es evidente que la madurez implica un mayor conocimiento de uno mismo y, por tanto, una mayor responsabilidad sobre nuestros actos.

Pero no puedes conocerte a ti mismo sin los otros, ya que nuestra mente crece cuando comparte y explora. Es importante compartir, pedir ayuda cuando lo necesites, y tener el valor de ir a la frontera a la que te llevan tus pensamientos y valores. Observar a los que se encuentran en esa frontera, ¿cómo son?, ¿qué valores u acciones compartes o rechazas?, ese es el mejor camino para conocerte realmente a ti mismo.

En tercer lugar, la madurez nos muestra una realidad muy diferente al blanco/negro. Las imágenes digitales pueden representar hasta 256 intensidades o tonos de grises antes de llegar de un extremo u otro. En el árbol de decisiones de Peter Pan, sólo existen dos opciones. Si por ejemplo eres amante de la paz, y tu objetivo es un mundo en armonía, ante una situación como la de Ucrania ¿qué postura tomaría Peter…?

Si crees en la democracia como la mejor imperfección de un Estado, y no encuentras una alternativa óptima para el buen gobierno, ¿qué crees que haría nuestro buen amigo Peter en unas elecciones?

Uno de los conceptos que más me interesaron cuando estudiaba matemáticas era el de derivada. Cuando tenemos dos variables que se encuentran relacionadas, la derivada nos permite conocer lo sensible que es al cambio una variable con respecto a la otra. Simplificando la derivada nos dice cómo va a evolucionar esa relación, si de forma positiva, y por tanto creciente, o por el contario será negativa y por tanto decreciente.

Por ejemplo, si nuestro negocio depende del sol, como puede ser el caso de un vendedor de sombrillas en la playa, la función que nos describe las previsiones meteorológicas y el número de sombrillas que vendemos, tendrá una derivada (su tendencia) probablemente positiva según va finalizando la primavera, y negativa conforme se acerca el otoño.

Por tanto, a la hora de tomar decisiones lo realmente importante es conocer, o saber apreciar, cuál es la derivada que estamos generando, dicho de otra forma, si las consecuencias que desencadenan nuestros actos van escalando posiciones hacia el blanco o en sentido contrario.

En el mundo de la empresa, y prácticamente en cualquier otro ámbito, cuando abordamos una dificultad u oportunidad, las opciones reales raramente se encuentran una frente a la otra, más bien suelen situarse a derecha o izquierda, (por favor no seáis malos), y de lo que se trata en realidad, es ir rebajando, degradando ese negro zaíno, tomando decisiones que van acercándose al blanco en esa escala de grises.

El blanco al que todos aspiramos se convierte así en la máxima degradación del negro.