Salir al encuentro de la inspiración es una importante habilidad directiva

Decíamos en nuestro anterior artículo que a nuestro juicio en el segundo principio del Método Honeyguide, “conoce las propiedades, pero explora las oportunidades…” se encuentra la base de tres conceptos que son esenciales en los procesos de creación, gestión y crecimiento de las empresas, la inspiración, la innovación y el liderazgo.

De las tres quizás la más difícil de comprender sea la inspiración. La primera aproximación a su definición la encontramos en la R.A.E.  “estímulo que anima la labor creadora en el arte o la ciencia”. Ese estímulo según han puesto de manifiesto centenares de artistas, científicos y personalidades pertenecientes a todos los ámbitos de la sociedad es una emoción breve, más o menos intensa, que nuestro cerebro transforma en una imagen, un verso, una fórmula o una idea.

A pesar del interés de la ciencia en los últimos años por dibujar el mapa cerebral que activa la inspiración ésta aún sigue siendo algo misterioso. Lo que sí sabemos es que aparece con mayor frecuencia cuando el cerebro está reposando realizando una actividad que no requiere una gran focalización ni un especial esfuerzo de atención como por ejemplo pasear, pelar una patatao esperar en la parada del autobús. Cuando se llevan a cabo ese tipo de tareas, se activa la llamada red neuronal por defecto, un conjunto de áreas cerebrales que se encuentran en la corteza prefrontal, parietal y temporal que se moviliza intensamente cuando estamos tranquilos, sin concentrarnos en una acción o persona concreta. Y al revés, cuando más centrados estamos en alguna cuestión o persona, la actividad de la red neuronal por defecto disminuye drásticamente. Por lo tanto, contrariamente a lo que se piensa no siempre concentrarse es la mejor opción para enfrentarse a un reto o problema si queremos que las musas nos ayuden.

En 2012 Benjamin Baird, investigador del Centro del Sueño y la Conciencia de la Universidad de Wisconsin, y su equipo publicaron en la revista Science un artículo con el elocuente título de: Inspirados por la distracción: dejar vagar la mente facilita la incubación creativa,  en el que llegaban a una conclusión muy similar,  «Realizar tareas externas sencillas que permiten a la mente divagar puede facilitar la resolución creativa de problemas», sentenciaron, tras hacer varios estudios experimentales con personas.

La pregunta ahora es ¿cómo podemos estimular la inspiración?

MI EXPERIENCIA

Aunque para mí la inspiración sigue siendo un misterio he de confesar que poco a poco estoy aprendiendo a estimularla, he aquí algunas de las técnicas con las que obtengo mejores resultados.

  1. Conexiones físico/cerebrales. Para Woody Allen es la ducha, Aristóteles, Hemingway o Nietzsche daban largos paseos. En mi caso es la práctica intensa de Chi Kung, una especie de gimnasia energética. Siempre tengo cerca mi cuaderno de apuntes pues suele ser frecuente que, en momentos de fuerte sentimiento trascendente, cuando “desaparezco” podríamos decir, suelen brotar ideas que me ayudan a explicar algún concepto complejo o innovador incluido en mi Método. El último por ejemplo la relación entre la geometría fractal y nuestros propósitos que esencialmente ejemplifica algo tan fundamental, motivador y esperanzador de porqué nunca es tarde para alcanzar el logro de una vida plena.
  2. Hablar sólo o sóla. Puede parecer extraño porque existe la tendencia ha asociarlo como una señal de rareza o incluso enfermedad mental. Pero por mi experiencia tener un dialogo contigo mismo es una práctica bastante útil si lo que buscas es inspirarte. Realmente no sabes lo que vas a decir y seguro que descubrirás que hay ideas en ti que desconocías. El lenguaje activa en nuestro cerebro todos los recursos disponibles almacenados en el inconsciente. Por ejemplo, si piensas en ir al campo, verbalizarlo activará en tu cerebro, sonidos, imágenes, recuerdos olores…existiendo más probabilidades de que enriquezcas ese deseo, y persuadas a los demás con argumentos que ni siquiera habías contemplado. Esta práctica es aún más efectiva cuando me refiero a mí mismo en segunda o tercera persona.
  3. Ser o no ser. En ocasiones suelo arrancar mi sesión inspiradora formulándome una pregunta nada convencional.  Por ejemplo, quizás una de las reflexiones más comentadas es la que gira en torno a la existencia de vida después de la muerte, pues bien podría plantearme, ¿hay vida antes de nacer? Obligar a la mente a responder a esta pregunta obliga a la parte cociente de nuestro cerebro a pedir ayuda urgente a la parte inconsciente abriendo un puente por el que circulan una gran cantidad de sensaciones, imágenes, sonidos, palabras que son verbalizados y se convierten en ideas.
  4. Visualización prospectiva. La efectividad de las técnicas de visualización se ha comprobado científicamente. Yo añado que además es una forma bastante interesante de ir al encuentro de la inspiración. Durante algunos años tuve que comparecer ante los medios de comunicación con cierta frecuencia para explicar los proyectos e iniciativas que desde nuestro departamento se ponían en marcha en pos del desarrollo económico y empresarial del municipio de Alcalá de Guadaíra. La aproximación mental y emocional a ese momento no sólo me generaba confianza ante las dificultades que me pudieran plantear las preguntas de los periodistas ya que me permitía preparar respuestas solventes, sino que llegaba a darme la oportunidad de reformular algún aspecto concreto del proyecto con nuevas aportaciones que hasta ese momento no se me habían ocurrido.

Estos son algunos de los mecanismos que suelo utilizar para entrenar mi inspiración. En cualquier caso creo, que como norma general, es muy interesante buscar actividades que nos permitan de vez en cuando resetear nuestra mente, sean artísticas, físicas o espirituales, algo que nos permita descansar de nosotros mismos, ya que muchas veces somos la mayor carga que soportamos.