Es muy importante no confundir resiliencia con obstinación

En nuestros anteriores artículos ya nos hemos referido a dos de los principios inspiradores del Método Honeyguide a saber:

  • El propósito crea la intención que guía a la acción en pos de un objetivo
  • Conoce bien las propiedades, pero explora las posibilidades

En esta ocasión hablaremos del tercero, y sin duda el más importante, “Compartir para crear, crecer, sanar”. En realidad, aun siendo enunciados en un mismo principio, son tres, y por ello los trataremos en sendos artículos.

Sin duda son muchos los enfoques que podríamos utilizar para abordar este principio, pero en nuestro caso nos ceñiremos al ámbito empresarial que es el lugar donde se desarrolla el Método Honeyguide.

Pero ¿de qué estamos hablando cuando decimos compartir? En la pantalla de inicio de la web www.marcelinocolete.com encontramos la respuesta inmediatamente “intelligence & energy shared”.

Compartir es la acción primigenia de la divinidad en casi todas las religiones, es el dios que da, el que por amor comparte su divinidad para hacer más perfecta su creación. Particularmente pienso que no fueron las diferencias morfológicas de nuestro cerebro las que nos hicieron evolucionar como especie, sino que el gran salto evolutivo lo dimos cuando comprendimos que para sobrevivir lo mejor era compartir.

El concepto de inteligencia es quizás una de las cualidades humanas que más han evolucionado en los últimos años. Especialmente interesantes son las aportaciones del profesor de Harvard Howard Gadner que en 1.995 publicó su libro Multiple Intellegences. The Theory in Practice en donde desarrolla conceptos que explican de una manera sencilla y útil mucho de lo que ahora conocemos acerca de la estructura y el funcionamiento de la mente humana.

Para Honeyguide si habláramos de una relación de pareja diríamos que ésta es inteligente cuando se cumplen simultáneamente dos condiciones. La primera que ambos puedan resolver juntos las necesidades básicas mejor que si lo hicieran por separado, tales como vivienda, alimentación etc… La segunda condición e imprescindible que ha darse en la relación es que ambos por el echo de estar juntos puedan llevar sus proyectos personales más lejos que por sí solos. Esta idea es igualmente aplicable por ejemplo a las ciudades, y sobre todo en nuestro caso a las relaciones empresariales.

Pensemos en los hub, centros de empresa, parques tecnológicos, conceptos que tienen su referencia en la experiencia de Sillicon Valley. En todos ellos el objetivo es compartir servicios e infraestructuras para crear un ecosistema de innovación que potencie las capacidades individuales, y por tanto facilite el desarrollo de los proyectos empresariales acogidos.

Para el filósofo Jose Antonio Marina lo contrario a la inteligencia es la estupidez.  Por tanto, nuestras decisiones en general, y las de con quién nos relacionamos en particular, pueden ser inteligentes o estúpidas. Huelga decir que la cuestión es procurar maximizar las primeras y minimizar las segundas, y el principal criterio para discernirlas es el ya mencionado.

Naturalmente que a veces resulta difícil tomar determinadas decisiones aun siendo conscientes de nuestra estupidez. En la segunda parte de este artículo trataremos de acercarnos a la cuestión intentando conocer qué pasa en nuestro cerebro, cuales son los procesos por los que a veces no somos capaces de tomar la decisión más inteligente aun siendo conscientes de ello.

El segundo elemento mencionado en este principio es la energía. Por supuesto no estamos hablando de nada esotérico. Nos referimos a ese recurso que nos es imprescindible para tener la capacidad necesaria para crear, crecer, transformar o poner en movimiento un proyecto empresarial.

Naturalmente no se trata de un recurso inagotable. Todos hemos sentido en algún momento esa sensación de vacío, de no poder, de un profundo desánimo que en muchas ocasiones nos hace ver una realidad mucho más hostil, triste y sin sentido que nos empuja al desistimiento o abandono.

En esos momentos encontrar un espacio en donde conectas con personas llenas de energía dispuestas a compartirla contigo es vital, y eso es lo que hemos llamado Espacio Honeyguide.

Los principios de esta Metodología están basados en la práctica dilatada en el ámbito empresarial de su creador, pero también en sus años como practicante de artes marciales tradicionales y la meditación activa. De ella extrae principios, estrategias y técnicas que son plenamente aplicables en el mundo de la empresa. Concretamente en el caso que nos ocupa, el uso eficiente de nuestra energía, el método se centra en tres elementos claves, la estructura, la circularidad y la focalización.

En la segunda parte de este artículo expondremos la aplicación práctica de estos tres elementos en el desarrollo diario de nuestra actividad empresarial o emprendedora. Abordaremos igualmente las fuentes de energía a las que podemos acudir para recargar baterías, y compartiremos algunas de las situaciones en las que es mejor, pero bastante duro ,no  invertir más energía. Es importante, ahora que se habla tanto de resiliencia no confundirla con obstinación.