Cuando tu negocio deja de ser una opción personal, ¡cuidado!

Avanzábamos en nuestro anterior artículo que a veces, aun a sabiendas de estar eligiendo una opción estúpida, seguimos haciéndolo.  Ésta situación, desde el punto de vista energético, es una peligrosa práctica ya que nos obliga a emplear una gran cantidad de energía diaria exclusivamente en tareas defensivas. Además, desde un punto de vista estratégico nos ata a algo que no sólo nos hace mal sino que no nos deja progresar.

Hace unos meses tuve la ocasión de entrenar con Andrés Trozado, naturalmente aunque es un caso real el nombre es un alias de un empresario curtido del sector de la fabricación de muebles con más de veinte años de experiencia dirigiendo la empresa familiar que fundó su padre hacía más de cuarenta años. Me planteaba una situación que desgraciadamente se repite en muchas pymes; tenía graves problemas de tesorería y además manifestaba claros síntomas de cansancio por no ver nada claro el futuro.

Esto es algo normal porque cuando llegamos a la conclusión de que nada de lo que hagamos puede cambiar nuestro presente aparecen sentimientos como la frustración, el miedo o incluso la angustia.

Le pregunté si esta era la primera vez que su empresa pasaba por estos apuros y sorprendentemente lo negó, es más, me comentó que desde hacía cuatro años daba instrucciones a su asesor fiscal para evitar entrar en causa objetiva de liquidación por lo que incrementaba el valor final de las existencias, e incluía la cuenta 731. Trabajos realizados por la empresa para su inmovilizado para simular dar algún beneficio.

¿Por qué a veces obramos así? ¿Cuáles son los procesos mentales que nos impulsan a tomar decisiones tan poco inteligentes?

Si pudiéramos entrar en el interior del cerebro de Andrés Trozado para observar cómo percibe la situación probablemente nos encontraríamos que en realidad es un multicines con al menos tres salas. Si entramos en la primera, sistema límbico, la película proyectada tiene una trama en la que el protagonista ha realizado un gran esfuerzo que no ha servido de nada, resulta pues un fracasado y pierde la autoestima generando emociones y afectos hacia sí mismo negativos. Esta situación crea una neuroquímica muy dañina (cortisol) que acaba afectando al propio hipocampo

En la segunda sala, hemisferio derecho, la trama nos presenta a un personaje con una gran pasión, el diseño de muebles innovadores, que desde niño pasa muchas horas con su padre aprendiendo, imaginando figuras con estructuras más ligeras, más funcionales. Allí es feliz, y se compromete con un futuro próspero. Este recuerdo es una de las causas de nuestro apego a algo, a veces excesivo, es lo que sin darnos cuenta da sentido a gran parte de nuestra vida.

En la tercera sala, hemisferio izquierdo, la película narra la situación de un personaje que comprende que su situación es delicada. La empresa ya no es viable, debido a que en su momento no se dio el salto al mercado exterior, no se invirtió en nuevos diseños, todo ello debido a la dictadura que imponía desde hace demasiado tiempo un día a día pleno de carencias.

Para responder a las preguntas que nos formulábamos hemos de entender que nuestro Andrés Trozado está viendo a la vez las tres películas, y se siente completamente identificado con los tres personajes.

En esta situación la toma de decisiones es una tarea muy difícil, voluble y probablemente errónea. Antes es necesario resetear nuestra mente.

En primer lugar es necesario tomar conciencia de que por muy identificado que estés con los protagonistas de la películas TÚ estás sentado en el patio de butacas. Por tanto, eres libre de actuar en el mundo real, en el que tus decisiones cambiaran sin duda el presente. Madurar es también aprender a “soltar”, a salir de la pantalla.

En segundo lugar, no controlar ni ser capaz de regular nuestra conducta, o la energía que invertimos en nuestro negocio, es un claro síntoma de lo que se denomina “inversión emocional”. Es decir, que nos aferramos a nuestro negocio a cualquier precio, aun incluso siendo conscientes de que no funciona. Antes de tomar una decisión hemos de tener claro que no somos presa de este fenómeno.

En tercer lugar, comparte. Hay encuentros que te pueden cambiar la vida literalmente. Creo que afortunadamente fue el caso. El Método Honeyguide comienza por un reseteo mental,  “sacando del multicines” a nuestra mente, que siente ahora que no puede ser atacada. Desde ese estado, ambos compartimos inteligencia y energía, analizando las posibilidades reales de éxito. Para ello valoramos el capital emocional, intelectual, material, financiero y relacional que podemos generar en torno a nuestro objetivo, en este caso, salvar la empresa. Al final, el proceso acaba con un Plan de Acción, que se convierte en una guía útil, inteligente y eficiente para la toma de decisión.

En nuestro caso llegamos a la conclusión de que Andrés estaba manteniendo artificialmente con vida un negocio entregándole precisamente su propia vida. En este punto es cuando entran en juego los tres aspectos que el método toma de las artes marciales tradicionales relacionadas con el uso eficiente de la energía, focalización, estructura y circularidad que comentaremos en el siguiente artículo.